San Benito José Labre, nacido en Amettes, Francia, el día 26 de marzo de 1748 y muerto en Roma el 16 de abril de 1783, fue un santo francés, conocido por ser un vagabundo.
Su casa natal aún se conserva.
En su juventud se distinguió por su inclinación a la penitencia y después de haber intentado inútilmente llevar vida cartujana y trapense, recorrió como peregrino de Dios muchos lugares, dando ejemplo de humildad y de una total abnegación.
En el siglo de la elegancia, testimonió tal desprendimiento y desprecio de sí mismo, que llegó al extremo de descuidar el aseo personal.
Se lo conocía como el santo de las cuarenta horas ya que viviendo en Roma adoraba quedarse en las iglesias, especialmente las que en esa época celebraban la devoción conocida como la de las cuarenta horas. Allí el santo era sumamente feliz contemplando horas y horas a nuestro Señor en la Eucaristía.
Y gracias a esto que realizaba Benito José, numerosos católicos comenzaron a amar muchísimo más al Señor Eucarístico.
Cierto día, en Nápoles, al pasar ante una cárcel cuyos presos imploraban compasión a los transeúntes a través de las rejas, Benito se apiada de ellos, se arrodilla inmediatamente, deja su sombrero en el suelo y entona con gran fervor las letanías de Nuestra Señora de Loreto.
Con este acto logra que la gente conmovida hasta derramar lágrimas, deje caer en el sombrero ofrendas para los presos.
Este santo, conocido como el mendigo amante de la eucaristía, falleció a la edad de 35 años el 16 de abril de 1783 al salir de la iglesia a la cual había acudido a la Misa del Miércoles de Semana Santa (él ya estaba muy enfermo). Falleció luego de recibir los sacramentos.
León XIII lo canonizó en el año 1881.
Es patrono de los vagabundos, los mendigos, de aquellos que no tienen en donde vivir, y también de los peregrinos
Su festividad es el 16 abril